Pikachus reales en las calles de Japón

28 de octubre de 2011
El distrito comercial de Shibuya, en Japón, está infestado de ratas. Y también de jovencitas que aman disfrazarse como Pickachus. Esta combinación pareció ideal para el grupo de artistas Chim Pom, que decidió practicar taxidermia para crear sus propios Pikachus reales.

Pikachus dejados en Shibuya por Chim Pom

En Tokio, dentro de la región de Kanto se encuentra Shibuya, conocida por su área comercial plagada de Shopings y por su vida nocturna. Allí jóvenes de las mal llamadas Tribus Urbanas, suelen agruparse en busca de lo último en moda o de alguna chuchería tecnológica.

Pero existen otros habitantes de Shibuya, tal vez no tan analizados por sociólogos y opinólogos seriales. Se trata de las súper ratas que vienen infestando la zona hace un tiempo. Su nombre fue designado por la capacidad de estos roedores de resistir a los venenos que el gobierno de Japón les deja en sus inútiles intentos por limpiar el distrito comercial.

Esta fusión entre una zona comercial, llena de brillos, luces de neón y jóvenes vestidos cual personajes de animé, con la suciedad de las resistentes ratas, dio la motivación perfecta para el grupo de artistas conocido como Chim Pom.

Según su página Web, a finales de 2006 Chim Pom comenzó con este proyecto que consiste en cazar, una por una, a todas las ratas que puedan. Luego, aplicando recursos del taxidermismo, modifican a las ratas (muertas, por supuesto), para que se parezcan lo más posible al personaje de video juegos y animé, Pikachu.

De esta forma, los seis miembros de Chim Pom, lanzan un crítico mensaje en las calles del distrito comercial de Shibuya. La idea no es precisamente concientizar sobre el peligro de estos roedores, sino un poco lo contrario. La crítica viene por el lado de la banalidad de los seres humanos, banalidad que Chim Pom ve bien expresada en esta zona plagada de shopings e, irónicamente, de jovencitas disfrazadas de Pikachu.

Si no se horrorizaron porque este grupo matara ratas que, de todas formas, iban a morir a manos de los venenos del gobierno japonés, péguense una vuelta por su página. Estos ponjas delirantes tienen varios proyectos artísticos que, podrán ser cuestionados, pero logran su inequívoco fin: impactar.